17 de noviembre de 2013

Vos estas para algo mas II


Estaba sentada sola en ese sillón enorme, el estaba parado y tomaba de ese vaso lleno de fernet. Me dijo un par de cosas que no recuerdo, asentí con la cabeza y le sonreí nerviosa. Creo que se dio cuenta de que no entendía lo que me estaba diciendo y parte de mi estaba en otro mundo. Estiro su brazo hasta mi y me ofreció que tomara mas de su vaso que transpiraba, brillaba y le dije que no. Sorprendentemente le dije que no. Desde donde estaba podía ver ese centímetro de espuma que me tentaba, pero sabia que iba a usar de excusa mis vasos de mas para no tomarme en serio y no quería arruinar los esfuerzos que había echo hasta el momento.

Vos estas para algo mas.

Era la quinta vez que miraba la hora en la media hora mas larga de esa semana. Recuerdo que planeamos esa noche con dos semanas de anticipación y, aun así, nada salio como imaginaba ninguna de nosotras.
Cuatro horas antes estaba revolviendo entre mis cosas. Buscaba algo con que cubrir mi cuerpo lo suficiente y que le dijera que me moría por estar con el esa noche, pero que esperaba un montón de cosas mas. Creí haberlo encontrado, me cambie, perfume, peine y salí de casa con pocas cosas. Tenia lo que llevaba puesto, un par de pesos en la cartera y en la mano el celular y mi corazón, otra vez.
Ella me había llenado de valor y esperanzas de que mis pensamientos se transformen en hechos. Nunca se los confesé, si llegaba a humillarme prefería hacerlo ante el.
Esperamos un tiempo considerable y ella sonreía para disimular lo dolida que estaba. No era un déjà vu, esta situación ya la había vivido antes y no era una sensación. Ese imberbe volvía a romperle el corazón. Se canso, agarro sus cosas, nos saludo y se fue con los ojos llenos de lagrimas.
Me sentí desamparada. La mujer que me había llenado de valor, se iba por esa puerta con el autoestima casi imperceptible. No pude ponerme en su lugar, creo que estaba demasiado enojada. Ella me había llevado hasta ahí con otros planes, me había dejado en la boca del lobo y no sabia que hacer. Ante todo me invadía el miedo de volver a fracasar y quería demostrar(me) que era una mujer fuerte. Lo mire a los ojos y le sonreí. El siempre supo todo, sabia que iba a pasar.