2 de agosto de 2011

Las despedidas son esos dolores dulces.

No se donde esta y no se si quiero salir a buscarlo. No se si necesito esto, eso o aquello. No se si necesito algo. No se si estoy mal o estoy perfecta. No se lo que voy a hacer ahora, porque no se lo que voy a querer después. No se si quiero un después. No se si sos vos, soy yo o son todos ellos. No se lo que fuimos, no se que somos y no se si quiero que seamos. No se que es el yo, ni se que es el ello. No se quienes vienen, no se quienes estan, pero se quienes se fueron.
Lo único que quiero es que hagan silencio, que cierres los ojos y me digas algo antes de que sea demasiado tarde. Quiero que actúes antes de que mueva la mano, antes de que salte al vacio y antes de que tome el coraje que nunca tuve y apriete el gatillo.
- ¿Y si no hay nada?
- Siempre hay algo.
- Decime, ¿si no hay nada?
- ¿No me saludas?
- No me gustan las despedidas.
- Va a ser un "hasta pronto".
- ...
- Va a ser hasta que a vos también se te vaya todo de las manos. Hasta que a vos también no te corra mas sangre por las venas. Cuando el aire que respiras sea inmundo. Cuando te de lo mismo respirar o no. Cuando no haya mas nadie que te acompañe. Cuando te caigas. Cuando no haya nadie para darte la mano y estes todavía tirado en el piso. Cuando la única persona a la que necesitas no tenga nada mas que decirte. Solo hasta ese día, decime adiós.

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